Materia y signo de Horacio Bollini (Digital)

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Subtítulo: Ensayos sobre Filosofía del Arte

Páginas:274

La imagen como re-presentación. Se la frecuenta como territorio, es anclada a un lugar, a un ceremonial. Luego se tientan definiciones que la reubican junto a la síntesis del signo. Las definiciones medievales de símbolo-alegoría forman un puente con el cristal de la semiología contemporánea. Bajo ese arco, otras vías acaban por deshacer los nodos conceptuales. Adorno lo entiende así cuando retorna, una y otra vez, a su concepción de la obra como mónada, como objeto enigmático. 
Al fin la imagen se proyecta en su devenir, alguien la señala. Esto sucede bajo los mismos principios que señalan al ser, sin definirlo. Operatoria de trayectos, de sujetos perceptivos también percibidos según el esse est percipi. La imagen quieta como lugar de aparición en Angelico, en Carrà, en Kertész. Y la obra abierta que entrega sus asertos a la aspereza de un devenir. O se refugia en la materia de ausencia de Tàpies y en la eternidad de Rothko. En objeto quieto o ser moviente, los signos de pintura y cine suponen concavidades temporales, no sólo por sus planos internos, sino por la experiencia del sujeto: versiones del Fuscum sub Nigrum, en Rembrandt y en Bergman.
Materia y Signo propone una experiencia desde los ciclos vitales de la imagen, de Giotto a las puertas de la contemporaneidad.